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Los valores humanos son las cualidades o virtudes que una persona considera tener y que son parte importante para lograr una convivencia armoniosa con otros seres.
Es una definición bastante clara de lo que son lo valores, pero más de allá de la definición debemos entender:
En una encuesta rápida, algunas personas coinciden en que los valores son actitudes morales que son aprendidas en casa o la misma sociedad va dando los parámetros. También comentaban que son la forma en que reaccionamos ante las demás personas y agrega alguien: «para convivir de mejor manera»
Sí, todo esto es -cierto-; en el hogar es donde se aprenden muchas de las cosas que nos distinguen, el respeto, el amor, decir la verdad, sinceridad, honestidad entre muchos más.
Pero que pasa si alguien no tiene la oportunidad de aprender estas virtudes, actitudes o cualidades? Qué pasa si en el seno familiar se desconocen ciertos valores? Podemos decir que, si no fue enseñado ese valor o esa actitud, no tendrías culpa alguna de no sentir respeto hacia los demás o pensar que robar, es algo aprendido en casa y que para él o ella eso está bien?
Respondiendo a estas preguntas y comportándonos un tanto filosóficos encontramos que:
Los valores son actitudes que nacen del mismo SER, no han sido inventados por ningún filósofo. Los valores son inherentes a nuestro pensamiento y a la capacidad de discernir entre el bien y el mal y que surgen de acuerdo a nuestras necesidades. por ejemplo el valor de la honestidad.
Es decir, que en caso no hubiésemos tenido la oportunidad que se nos enseñara esto, hay algo interno que nos indica que una acción puede dañar o por el contrario saber que hay algo que nos llama a hacer el bien.
«Yo buscaba —dice Sócrates, Men.t 72 y sigs.— una única virtud y encuentro ahora un enjambre. Y, sirviéndome de esta imagen del enjambre, si te pregunto, ¿cuál es la naturaleza de las abejas?, contestarás que hay muchas abejas y de muchas especies. Pero… si te pregunto, ¿qué es aquello por lo cual las abejas no son distintas sino que son todas abejas? … Y, en lo que respecta a las virtudes, también sucede algo parecido: aunque hay muchas y de muchas especies, en todas resplandece una esencia común por la cual todas son virtudes…»
No queremos decir con esto que lo aprendido en la familia o la conducta apropiada que marca la sociedad no sean importantes, al contrario, esto suma a que todos comprendamos que a través de la experiencia la sociedad ha construido normas en las que prevalece el respeto al derecho ajeno.
Otro factor que influye en el discernimiento es el hecho de querer trascender. Todos tenemos una conciencia interna que busca darle respuesta a una gran interrogante, que probablemente nunca se despeja o al menos no en su totalidad: ¿cuál es la razón de mi existencia?
Es allí donde el ser humano tiene la capacidad de desarrollar una serie de virtudes con el afán de buscar una misión que lo llene internamente, algo que va más allá de lo material.
El claro ejemplo son todos aquellos filántropos, que iniciaron amasando una gran fortuna, sumando a sus cuentas más y más dinero. Sin embargo, llegaron a un punto donde todo el dinero del mundo no fue capaz de darles , paz interna.
Sin embargo, existen personas que sin ser millonarios han logrado ayudar a muchos. El punto es que no hay necesidad de llegar a ser acaudalado para empezar a hacer el bien, desde lo poco que se tenga pueden realizarse grandes causas, aportar el granito de arena.
Acaso no has sentido esa sensación de bienestar o paz al realizar una obra de caridad y sobre todo saber que tu aporte ha sumado a una causa?
Madre Teresa de Calcuta es un ícono de entrega al prójimo. Su nombre y sobre todo su labor trascendió fronteras por su lucha incansable por ayudar al más necesitado.
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